Nuestra Ubicación

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Estamos ubicados en la comunidad de San Simón Tlatlahuquitepec, municipio de Xaltocan, Tlaxcala México.

jueves, 12 de marzo de 2009

LOS CANTOS DE LA MISA:
La música y el canto son esenciales en toda fiesta humana, y también en nuestras celebraciones litúrgicas. No son un mero adorno, “para que la celebración salga bonita”, sino que son oración hecha música, palabra cantada. “Cantar es orar dos veces”, afirma un dicho tradicional de la Iglesia. Para que el canto y la música tengan en la celebración de la comunidad el lugar que les corresponde, es necesaria una buena preparación litúrgica y musical de quienes componen el “coro”, y que éste sea siempre un servidor de la asamblea, no un coro “espectáculo”. Ojalá pudiéramos enriquecer siempre el coro con instrumentos: guitarras como base, pero también panderos, claves, triangulos, cortina musical, palo de lluvia y otros instrumentos sencillos, según el gusto y las posibilidades de cada comunidad. Para las ocasiones especiales un coro con varios instrumentos enriquece la fiesta.
Una celebración, especialmente una eucaristía sin canto, es como un día nublado: igual es día, pero le falta algo para ser alegre, para estar lleno de vida. Por eso, el servicio que prestan los guitarristas, vocalistas y otros instrumentistas es uno de los más importantes y hermosos para la liturgia de la comunidad. Los cantos de la eucaristía deberían ser siempre cuidadosamente preparados por el equipo de liturgia y el coro.

La improvisación, lamentablemente demasiado común en muchas comunidades, empobrece nuestra posibilidad de alabar al Señor. Los cantos deben ser conocidos por los fieles. Una de las tareas de todo coro es enseñar cantos y ensayarlos con la asamblea. En la misa y en los demás sacramentos, cada canto tiene su sentido y su lugar. No se debería cantar cualquier canto en cualquier momento de la misa. Ni en cualquier tiempo del año, porque la liturgia pasa por momentos muy diversos y característicos a lo largo del año litúrgico. En ella hay varios cantos cuyo texto se halla en el propio misal: el acto penitencial, el “Gloria”, el “Santo” y el “Cordero”.

LOS CANTOS DE LA EUCARISTÍA: SU SENTIDO
(Los cantos precedidos de *asterisco deberían respetar el texto del misal o del leccionario)


CANTO DE ENTRADA.

Acompaña la apertura de la celebración. Convida a la asamblea a entrar en la acción común y la dispone a la alabanza. La música y las palabras crean el ambiente espiritual propicio que ayuda a los participantes a entrar en comunión con el misterio del tiempo, del día o de la fiesta que se celebra. En una misa más festiva, acompaña el ingreso en procesión del sacerdote que preside y de los demás ministros y acólitos.

Puede ser un canto entonado por todos juntos, o un diálogo entre el coro y la asamblea.

ACTO PENITENCIAL.

Es el “canto del perdón”, que nos ayuda a reconocernos pecadores y necesitados de la misericordia del Señor para celebrar y para vivir consecuentemente nuestra vida cristiana. “Señor, ten piedad; Cristo, ten piedad; Señor ten piedad”, es el texto que aparece en el misal. Se puede musicalizar ese texto o bien componer otro. Si se compone uno nuevo, hay que cuidar el sentido del canto: es para pedir perdón por nuestros pecados, faltas, limitaciones, y confiar en el perdón y la fuerza que nos regala el Señor.

*GLORIA.

El “Gloria” cierra el acto penitencial. El texto del Misal: “Gloria a Dios en le cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor, etc…), es el que debería ser musicalizado. Lamentablemente existen aún pocas musicalizaciones buenas, o fáciles, o juveniles, por eso a menudo se reemplaza por otros cantos similares. Hay que estimular la creación de nuevas melodías para el “Gloria” del misal.

CANTO ANTES DE LA LITURGIA DE LA PALABRA.

En ciertas comunidades se abre paso la costumbre de iniciar la Liturgia de la Palabra con un canto especial, cuyo tema sea la Palabra de Dios, o nuestra apertura a ella.

No es necesario, pero es bueno para ocasiones especiales.

*SALMO RESPONSORIAL.

Este salmo es parte de las “lecturas” de la misa; es bueno no cambiarlo por otro canto. Es bueno, asimismo, aprender a cantarlo, hallarle música. Sale muy bien (y es conforme a una antigua tradición de la Iglesia) cuando las estrofas las canta un solista hombre o mujer, y la antífona toda la asamblea junta. Si no se cuenta con un salmo musicalizado, se pueden leer las estrofas y cantar una antífona adecuada. En último caso, se puede sustituir por un canto de tipo meditativo, tranquilo.

*ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO.

Aleluya significa “Alaben a Yahvé”, y en la historia del cristianismo ha sido una aclamación pascual: ¡Alaben a Yahvé porque Jesucristo ha resucitado! La alegre aclamación del Aleluya antes del Evangelio, prepara a la escucha de la Palabra de
Jesucristo y acompaña, en las misas festivas, la procesión del diácono o sacerdote que lo proclamará.

En las normas del Misal dice que de no cantarse, es mejor eliminarlo: ¡tan importante se considera cantarlo! El leccionario contiene, para cada Evangelio, un versículo propio que puede ser leído o cantado entre los Aleluya. En los cuarenta días de la Cuaresma no se canta el Aleluya, sino que se sustituye por otro canto breve de aclamación al Evangelio, puede ser el gloria y honor u otros cantos, pero que no contenga la palabra “aleluya”. El Aleluya se vuelve a cantar solamente en la Pascua, para anunciar la resurrección de Cristo. En algunas comunidades se canta también el Aleluya u otro canto breve al final de la lectura del Evangelio.

PRESENTACION DE LAS OFRENDAS.

Mientras se prepara el altar y se llevan a él los dones del pan y del vino, y las ofrendas de los fieles, la asamblea se dispone a acoger el don por excelencia: Cristo, que se ofrece a sí mismo al Padre. Él es quien se ofrece. Nosotros sólo presentamos al Padre nuestros dones.

La presentación de las ofrendas se puede acompañar con un canto, sobre todo si hay procesión; en misas más sencillas no es necesario cantar. Se puede interpretar música instrumental adecuada al momento.

* “SANTO”.

El “Santo” es el único canto que en el misal se anuncia como canto: “Por eso, con los ángeles y los arcángeles te alabamos cantando....”. Es bueno cantarlo siempre, y no cambiar el hermoso texto bíblico de Isaías de su texto tradicional. Se le pueden inventar diversas melodías. Es un canto vivo y alegre, una verdadera profesión de fe.

*CORDERO DE DIOS.
Mientras el sacerdote parte el pan y prepara el momento de la comunión, la asamblea confiesa el sentido del rito que está por celebrar tomando las palabras de Juan Bautista: Cristo es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Felices los que están invitados a comulgar de ese pan como un solo cuerpo.

El Cordero de Dios puede cantarse o recitarse. Si se canta es bueno considerar atentamente su duración, de modo que coincida con la acción del sacerdote.

CANTOS DE COMUNION.

La comunión es el rito cumbre de la eucaristía. Acompañarlo con música instrumental y cantos ayuda a vivirlo en el ambiente festivo, reflexivo y fraterno que lo caracteriza. Los cantos expresan la unidad de quienes se acercan al mismo altar y el gozo de participar en el anticipo del banquete del Reinado de Dios.

Los cantos pueden aludir a la comunión misma o a los motivos particulares de la eucaristía que se celebra o del tiempo litúrgico que se está viviendo. La función del coro es particularmente importante en estos cantos, ya que la asamblea está moviéndose para la comunión. Una vez finalizado el rito, se puede convidar a todos a cantar un canto meditativo, de acción de gracias. La comunión, sobre todo en misas diarias, puede ser un momento acompañado sólo de música instrumental. En cualquier caso, los cantos o la música de comunión son para acompañar la comunión de la asamblea, de modo que no es adecuado usar cantos demasiado movidos o con aplausos.

CANTO FINAL.

Este canto no forma parte de la tradición de la Iglesia, pero es muy querido en las comunidades de nuestro país, generalmente con un sentido mariano (dedicado a la Virgen María), de acción de gracias (por la liturgia vivida o por la vida) o de misión (ya que al salir de la misa volvemos a retomar nuestro compromiso por el Reino). Tiene sentido sólo si es un canto con la asamblea presente. El animador debe motivarla a permanecer en la iglesia. Si se está disolviendo, más vale acompañar el momento con música instrumental.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola

Estube leyendo su información que proporcionan, me parece interesante y espero que le hechen aun mas ganas. Suerte y que Dios los Bendiga